La inauguración de una sede modernísima, amplia, en la que UATRE invirtió un millón ochocientos mil pesos, convocó a políticos de distintas ideologías de nuestra ciudad. ¿Qué los convocó? La presencia del titular de UATRE, Gerónimo “Momo” Venegas, que desde 1990 está al frente del gremio que agrupa a los trabajadores rurales de nuestro país, que acompañó las cuestionadas políticas de los 90 y representa al viejo sindicalismo.

¿Por qué fue el Intendente Oscar Brasca, acompañado del Secretario de Gobierno, Alberto Pérez, y el presidente del Concejo Deliberante, Gustavo Zanotti? ¿Por qué fueron, si el gobierno al que representan a nivel nacional tiene una claro enfrentamiento con Venegas? ¿Por qué fueron si esta vez estaban liberados de compromisos políticos? ¿Por qué el intendente Brasca aplaudió las palabras de Venegas? ¿Qué los motivó?

¿Y por qué fue el bloque del Acuerdo Cívico y Social, que en general no participan de este tipo de actos? ¿Por qué el concejal Edgardo Burgos fue tan sólo unos minutos para irse antes que llegara Venegas? ¿Solamente para ver quiénes estaban? ¿Por qué fueron Ana Tobelem y Cacho Plana?

Los que sí tenían que ir y fueron: Marcelo Colli, afín a UATRE a través del acompañamientos a Eduardo Duhalde, en las últimas elecciones, y a Pablo Ansaloni, candidato a Senador provincial. Lo mismo que Noelia Pavón, también actual concejal por esa lista.

Si los que estuvieron presentes (funcionarios locales de los poderes legislativo y ejecutivo) lo hicieron para apoyar a los trabajadores rurales agrupados en UATRE, es bueno recordar que estos mismos trabajadores están durante todo el año trabajando en campos vecinos, y bien valdría, entonces, una visita a esos trabajadores para cerciorarse de sus condiciones laborales cualquier día del año, y no ante la visita de su representante gremial.

Trabajadores que, por otra parte, vieron durante años sus derechos vulnerados, viviendo en condiciones inapropiadas para seres humanos del siglo XX, que en algunos aspectos suele recordar a las épocas de la esclavitud. Vale recordar en este argumento que, estos últimos años, hubo empresarios y empleadores que fueron denunciados en nuestra zona por las malas condiciones en las que se desempeñaban los peones rurales.

Pero no se escuchó, a quienes tomaron la voz ayer en la inauguración de la sede de UATRE, defender esos derechos. No se los vio en la plaza San Martín cuando esos mismos trabajadores estuvieron durante horas bajo el rayo del sol, esperando que llegasen sus patrones a darles los recibos de sueldo; no se los escuchó ni se los vio en ninguna foto. Una lástima: hubiese sido una buena foto.