CAPITAL FEDERAL, Agosto 28.-( Por Mario Wainfeld) El Consejo del Salario, un desenlace peculiar. Un gesto de autoridad presidencial. Las asignaciones familiares, en carpeta. Denuncias sobre fraude, conmoción en Estocolmo. Las boletas únicas, debates serios o improvisados. Desafíos para el próximo gobierno, semejanzas y diferencias con el 2007.
El Consejo Nacional para el empleo, la productividad y el salario mínimo (“Consejo del Salario” o “Consejo” en esta nota) plasmó un acuerdo express, con varias novedades. Se acordó un aumento del salario mínimo vital y móvil menor al solicitado en conjunto por
El acuerdo se parece más a una comida calentada en microondas que a otra cocinada en horno de barro: el calor podrá ser similar, el gusto y la calidad distintos. El Consejo cumple, de cualquier modo, años de regular convocatoria, con permanentes subas. Una institución valorable, con desempeños sin precedentes en la historia democrática, que acusa cierta fatiga y necesidad de mejorar o de ser sustituida (o completada) con otras instancias colegiadas.
Las instancias de puja distributiva, incluidas las conducidas por el Ejecutivo, reconocen la inflación, tan callada como inequívocamente. Sin ese dato sería inexplicable una suba del 25 por ciento del salario mínimo, pagadera desde este mes, sin escalonamientos que reducirían su valor adquisitivo. La cifra no es un ajuste, porque supera seguramente algo la inflación corrida. Con esa misma vara, tampoco es un cabal aumento.
En
Están en carpeta la ampliación del número de trabajadores que perciben asignaciones familiares y el aumento de éstas, lo que abarca
Las jubilaciones subirán en septiembre, conforme al coeficiente fijado por ley, el monto ya fue anunciado por
El oficialismo mira la campaña “formal”, controla los spots y otros detalles. Cristina Kirchner desgrana una oratoria sensiblemente diferente a la de un año atrás. Pero de todas maneras, su caballito de batalla finca en los hechos y, sólo secundariamente, en su descripción. La gestión es el principal argumento del Frente para
Los opositores se mueven, a trancas y barrancas, por otros andariveles, menos estimulantes.
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