Por Valeria Vizzón, de la redacción de SaltoCiudad
Cuando pedimos, pedimos compromiso, pedimos solidaridad, pedimos ciudadanía y pedimos pensamiento crítico. A la vez, sabemos que muchas veces esa es una dificultad, porque el mundo nos ve más como consumidores que como ciudadanos.
¿No es la niñez el momento adecuado para empezar? En verdad, es en la niñez donde todo se crea, se forma, se establece. Lo dice el psicoanálisis y lo dice el arte. También debería hacerlo -aunque lo diga y no lo haga- la política.
Sabemos que los niños son las principales víctimas de un sistema establecido que ofrece todo hecho, paquetitos de consumo con moño y todo, en vez de ayudarlos a pensar.
Es ahí donde debemos comprometernos como padres, docentes, cualquier lugar social que ocupemos, para formar ciudadanos con espíritu crítico y no meros consumidores de las historias que impone la moda.
Por suerte, siempre hubo gente que pensó e hizo cosas las cosas de manera diferente. Por eso, en estas vacaciones de invierno, algo tan propio de los chicos, me permito salir de la política y rescatar a los que se han dedicado a ver y contar la infancia desde lugares diferentes. Por ejemplo, María Elena Walsh y Hugo Midón.
Gente que creó un reino del revés o un país del no me acuerdo, de los que tantas veces quisimos escaparnos pero en los cuales tantas veces volvemos a caer. Gente que ha sabido salir de lo establecido y abrir un universo que invita a soñar y pensar, y, a los adultos, devolvernos, al menos por un rato, al mágico mundo de la niñez.