Correo de Lectores

Inseguridad: En la calle, en el medio ambiente y en la salud

Señor Director de SaltoCiudad:
Señor Director de SaltoCiudad:

En la Argentina de hoy hay un tema que acapara los comentarios de la calle y los análisis periodísticos, la inseguridad. Luego de la ola de atracos en hogares y comercios de los últimos días, ésta vez de éste lado del mostrador, Salto padece en carne propia una realidad que hasta no hace mucho tiempo, parecía una mala película policial, la cual veíamos por los noticieros porteños, con ese aura trágico y cínico a la vez que le da el locutor/a de turno, intentando acaparar audiencia, más que informar.

Nos vemos sumergidos en el temor permanente, en la tan mentada por un impresentable y bigotudo ministro, sensación de inseguridad, que en el caso de los damnificados, se convierte en certeza de inseguridad.

Vivimos en una ciudad a escasos 100 km del tercer cordón del conurbano, el más pobre, el más marginal. Donde reside la mano de obra de la industria del delito. Zárate y Campana, Moreno y Luján, están a un paso. La condición de pueblo del interior, con sus ventajas en éste tema, la hemos perdido. Esa frontera se ha corrido no menos de 200 km por la ruta 7 o la 8. Cerca tenemos también ciudades en expansión como Pergamino y Junín, que desbordan “delincuentes” y replica el conurbano más adentro de la pampa. Entonces, ¿estamos rodeados? ¿Qué hacemos? ¿Alambramos Salto? ¿Nos armamos? ¿Disparamos antes, por las dudas? Algunos estarían de acuerdo con todo esto y algo más. Pero la mayoría pide a los gobernantes más seguridad. Que estaría dada, de acuerdo con lo actuado hasta ahora por las autoridades solicitadas, con mayor presencia de personal policial, más vehículos policiales, cámaras policiales, recambio policial y todo lo que sea policial y pueda mostrarse al ciudadano preocupado y asustado. ¿Para qué? Para darle sensación de seguridad. En contraposición y para poder aliviar aquella certeza de inseguridad. Algunos se podrán quedar tranquilos sólo con eso, pero convengamos que la seguridad tiene que ver con cuestiones mucho más complejas que mostrar cara de gobernador preocupado y responder súbita aunque tardíamente ante el reclamo de intendentes por algún hecho delictivo mayor como puede ser un secuestro extorsivo o la desaparición forzada de alguna persona o bien, alguna sucesión de robos calificados, como ocurren en Salto.

Por ejemplo: ¿Hubo “importación” de delincuentes desde otros distritos, entremezclados con familias a cambio de infraestructura para la ciudad? Rumor que corre desde el Migliarato y no es exclusivo de ésta localidad. ¿Qué hay de cierto acerca de la inteligencia que hicieron los policías que vinieron a investigar la desaparición de Andrea Lorenzo, de los movimientos comerciales y flujos de divisas en nuestra ciudad y qué relación tiene esto con la seguidilla de hechos delictivos? ¿Cuál es el compromiso y el grado de idoneidad que tienen los responsables de velar por la seguridad de los saltenses? Sea en la fuerza policial o en la política, local (principalmente) y en la provincial. ¿Dónde está Andrea? Estas son un par de preguntas que se deberían responder contundentemente desde la intendencia y desde el HCD, dado que son nuestros legítimos representantes. Pero parece que el silencio y la sobreactuación disfrazada de “fuerte apoyo ministerial”, es la estrategia electoral de nuestro nunca elegido intendente.

Pero si eso fuera todo, no nos preguntaríamos: ¿Cuándo carajos vamos a empezar a hablar de desigualdad social, de inequidad de esfuerzos, de evasión impositiva, de corrupción gubernamental, de contubernios síndico-empresariales, de clase dirigente sólo enfrascada en procurar negocios que engrosen sus bolsillos, de la maldita policía, de los capaces de vender a su madre o a su hija para lograr un cargo político que lo salve, cuando vamos hablar de los que roban pero hacen? Y los que están ahora, vaya si roban.

Cuando entendamos que ésa ensalada y algunas otras cositas más, son la incubadora del delito común, violento o no, entonces venceremos la certeza y la sensación de inseguridad. Porque el delito en su concepción, es muy amplio y el que roba a mano armada no es el único delincuente.

Un par de párrafos para dedicarlos a la miserable condición, presente y futura, de nuestro medio ambiente y nuestro hospital.

Humilde y sinceramente digo que si no hacemos algo con la basura y las cloacas, que en combinación con el desaprensivo y prolongado uso de glifosato, más el desarrollo industrial que está teniendo Salto, más los criaderos de pollos y el feet lot y la mar en coche, los habitantes de la ciudad en 2030, es decir, nuestros hijos y nietos, no serán muy saludables que digamos. ¿Cuándo nos ponemos las pilas con el medio ambiente? Falta una curtiembre y completamos el combo necesario para obtener todo el espectro de cánceres y malformaciones neonatales existentes. Disculpe la crudeza, pero no hay alternativa si todo sigue así, sin una política productiva sustentable y sin la disponibilidad de residuos correcta. Pregunto: ¿Dónde quedaron el proyecto desarrollado en conjunto con la UNNOBA, en la gestión del Dr. Burgos, aprobado por las autoridades provinciales competentes en Noviembre de 2007, la maquinaria comprada, los tinglados donados por una empresa local? ¿Por qué no se siguió con ése proyecto? Me respondo, era de la gestión anterior. ¿Dónde quedó y por qué no se siguió gestionando, ya que tienen tanto poder de gestión, el proyecto de cloacas y ampliación de la planta depuradora de la gestión del ARI? Me auto contesto: era de la gestión anterior. Pero, ¿eran buenos, servían? Sí, pero evidentemente alguien, con un profundo complejo de inferioridad, lo abandonó.

Ecuación hospitalaria. BAJOS SUELDOS +MALOS TRATOS= PARO. Habría que cambiarla por: DIALOGO + SUELDOS DIGNOS + PRESUPUESTO – GASTOS INÚTILES= ATENCIÓN GARANTIZADA.

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