En la noche del viernes 16 de septiembre de 1976, estudiantes secundarios de La Plata fueron secuestrados de sus casas por grupos de tareas del Batallón 601 del Ejercito , lo que dio inicio a uno de los crímenes más emblemáticos del terrorismo de Estado argentino: la Noche de los Lápices.
El General Ramón Camps, quien dirigía en ese entonces la Policía de la Provincia de Buenos Aires catalogo este atropello como “accionar subversivo en la Escuelas”. Tenían entre 14 y 17 años. La mayoría de los estudiantes secuestrados fueron alojados en los centros clandestinos de detención conocidos como el pozo de Banfield y Arana, que estaban bajo la jurisdicción del propio Camps.
Todos eran jóvenes inteligentes llenos de sueños de justicia. Las aulas en esa época eran no solo el refugio ideológico de ideas revolucionarias que cundían por Latinoamérica, sino también, el lugar más temido por el poder militar conservador, que las consideraba un semillero de la subversión, que atentaba contra “el orden” establecido.
Para las Fuerzas Militares, en nuestro país, había una generación contestaría, rebelde que reclamaba por sus derechos, que pensaba por sí misma. Una generación perdida: la juventud.
Hoy 34 años más tarde, volvemos a encontrar a la Argentina entre dos grandes grupos: Los que reivindican la lucha estudiantil. Que pelean por una educación pública, digna y gratuita al servicio del pueblo y con mayor presupuesto. Y los que idean y diseñan listas negras en las escuelas.
Desde el GEN reivindicamos la lucha estudiantil, aquella y esta. Y les pedimos a los Jóvenes que sean ellos el combustible que alimente el motor de la reconstrucción de la lucha y la memoria de nuestro pueblo. Porque de esa única forma es que los lápices nunca dejaran de escribir…
Partido GEN Salto
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