El referente del Socialismo en Salto, Alberto Pontoni, luego de realizar una charla debate en el Auditorio de la Sociedad Argentina sobre la situación de YPF, envió esta solicitada a los medios de comunicación donde explica su postura ante el tema.
La expropiación del 51% de YPF me llenó de dudas. Indudablemente, los argumentos esgrimidos por el gobierno para avanzar sobre la empresa resultaban atrayentes desde una óptica nacional, en particular el llamado “vaciamiento” ejecutado por Repsol, que en lugar de realizar nuevas inversiones en exploración remitió al exterior unos 14 mil millones de dólares en los últimos diez años, cifra similar a la invertida en la compra de YPF en 1998. Mis dudas eran alimentadas por el hecho que durante todo el periodo denunciado la gestión estuvo a cargo del mismo partido, de la misma familia y del mismo ministro y por el otro, que mis referentes políticos, al igual que mis sentimientos, se fundan en la convicción que el principal recurso estratégico del país debía ser nacional (mis amigos peruanos recuerdan que durante mi exilio en ese país escribí dos libros sobre política petrolera aconsejando la nacionalización de este recurso clave). Me preguntaba:
¿Por qué se permitieron esas remisiones y por que no se obligó a invertir las superganancias? (YPF tenía un director del gobierno que siempre aprobó todo)
¿Que hay detrás del acuerdo del 2008 cuando Repsol transfiere a un “amigo” del poder sin ningún antecedente en el sector petrolero (el grupo Eskenazi) el 25% de YPF sin desembolsar dinero? y ¿Por qué no se expropiaron las acciones de este grupo?
¿Por qué no se recurrió a Enarsa para desarrollar el sector energético? (el gran público se enteró de Enarsa, creada con bombos y platillos en el 2004, por el affaire de la “valija de Antonini”, curiosamente, uno de los funcionarios involucrados acaba de ser nombrado en la nueva YPF).
¿Por qué se designa interventor en YPF al Ministro De Vido, conocido por ser el “cajero” y administrador de los subsidios públicos que ha tenido (y sigue teniendo) la responsabilidad de la gestión energética en los últimos 9 años?
¿Por qué la nueva YPF mantiene la estructura de sociedad anónima y no de empresa del estado? (una SA no tiene control de gestión mientras que una empresa pública esta sujeta al control de la Auditoria General de la Nación)
¿Por qué no se tomó ninguna acción contra otras empresas petroleras igualmente inactivas en la actividad exploratoria? (cabe recordar que YPF sólo tiene un tercio de la producción de hidrocarburos y que hay 100 áreas de operación concedidas a amigos del poder, sin antecedentes en el negocio petrolero que permanecen inactivas)
¿Por qué hasta hace un año la Presidente alababa la gestión Repsol-YPF, algo que también hizo su esposo tiempo atrás?
Y así podría seguir hilvanando dudas y sospechas
¿Estamos frente a una cortina de humo que busca esconder corrupción y transgresiones institucionales, como el caso Boudou-Ciccone, al modo de la operación Malvinas durante la dictadura militar?
¿Estamos frente a una nueva posibilidad de negocio para un grupo de empresas amigas del poder, al modo de la operación Eskenazi?
Hasta ayer pensaba que debía apoyarse la medida de gobierno, acompañando la decisión de mi Partido Socialista, que va a apoyar con reservas. Hoy tengo serias dudas, es mas creo que es un grave error, que sólo estamos facilitando la descomposición del sistema político de la mano de un gobierno que carece de códigos y que ha superado todo lo imaginable en materia de corrupción y desmantelamiento institucional.
Finalmente, cuando leo que el ex Presidente Menem va a votar por la expropiación, me asalta una última duda:
¿Cuándo comenzaremos los argentinos a enjuiciar nuestros malos gobernantes y dejar de justificar nuestros errores por la actitud de los otros o los de afuera?
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